
El verano, en tres vitrales de luz
Hay momentos que no necesitan palabras. Como un atardecer de verano, cuando el sol se despide poco a poco. Instantes en los que todo parece en su sitio y todo respira con plenitud.
Esa misma sensación es la que transmiten los tres vitrales dedicados al verano en el Mausoleu Metropolità de Barcelona: un pequeño poema visual hecho de luz, intensidad y armonía.
Son tres imágenes dentro de un conjunto mayor: 12 vitrales —tres para cada estación del año— que reflejan el ciclo de la vida a través de la luz, las formas y paisajes evocadores.
Índice
Un espacio para vivir la memoria con luz
En el Mausoleu Metropolità de Barcelona, el recuerdo adopta otra forma. Es un espacio de columbarios diferente: abierto a todo el mundo, inclusivo y lleno de luz. Un lugar de serenidad, en el corazón de la ciudad, donde la memoria convive con la vida que transcurre fuera. Aquí, la luz y la arquitectura hablan sin prisas.
Los vitrales tienen aquí un papel esencial. Recorren las paredes de una sala rectangular, tiñendo el espacio con una luz y unas imágenes que remiten a la salida y la puesta del sol. Momentos de comienzo y de despedida, que nos conectan con las personas que hemos querido. Como un reloj silencioso, los vitrales marcan el paso del tiempo con colores y formas que simbolizan el ciclo vital. No son solo ornamento: dan a la memoria una presencia serena y llena de sentido.
El verano, etapa de plenitud
El verano ocupa un lugar central en este relato. Es el momento de la plenitud. Los vitrales lo expresan con tonos cálidos e intensos que llenan el espacio de energía y vitalidad. La luz atraviesa las imágenes y las hace vibrar suavemente, como si la memoria tomara cuerpo.
Tres imágenes que celebran la vida
Los tres vitrales de verano son la culminación luminosa del viaje que recorre las estaciones.



La Farga de l’Arion
Un olivo milenario. Quizá el más antiguo de Cataluña. Representa raíces profundas, sabiduría y resistencia. Una metáfora viva de la continuidad. (Spherorama frontal)
El atrio de la fábrica Casaramona
Una arquitectura que se abre al cielo. El vitral invita a mirar hacia arriba. Los arcos y las formas evocan una fuerza que no se ve, pero que está muy presente. (Spherorama cenital)
El mercado del Parc Güell
El modernismo más vivo y popular. Un espacio abierto, lleno de color, donde la vida cotidiana y el arte se dan la mano. (Spherorama frontal)
Una obra pensada para ser vivida
El fotógrafo y arquitecto Alfons Oller Coderch ha capturado estos espacios con una técnica inmersiva —el spherorama— que convierte cada vitral en una ventana abierta a una emoción. No es solo arquitectura. Es una forma de vivir un espacio con los ojos y con el alma.
Cada detalle está pensado para sugerir, no para dar respuestas cerradas. Para que sea el visitante quien descubra, poco a poco, un significado propio. Como una conversación sin palabras.
Una luz que habla al corazón
A diferencia de un cementerio tradicional, el Mausoleu Metropolità de Barcelona propone otro camino: recordar desde la vida. Hacerlo con luz. Con belleza. Con un paisaje visual que acompaña.
Los vitrales de verano no cuentan una historia concreta. Pero sugieren muchas. Con luz, con silencio y con plenitud.